Cada día nos levantamos más tarde, se ve que el cansancio va acumulándose. La ruta de para este día es cortita y, en principio, con poco desnivel… La Virgen De Dios.
El comienzo de la ruta discurre por una carretera espectacular recorriendo el valle del Río Sella, con mucho menos trafico.
Todo el “pequeño” desnivel se acumula en menos de 4km. Lo que no tenemos ni idea es a quien se le ocurrió montar un pueblecillo en todo lo alto del monte.
Las pendientes son tremendas. Contemplo impotente como me voy quedando el último hasta que los pierdo de vista. Lo estoy dando todo, pero apenas avanzo. Intento hacer la «culebra», es decir, ir de un lado a otro de la carretera para compensar el desnivel, hasta que el cambio me hace un extraño, no puedo pedalear y me caigo de la bicicleta. En realidad, con tanta pendiente, más que una caída, sólo tengo que extender la mano para apoyarme en el asfalto que parece una pared. En el suelo, maldigo Casielles, el cambio, el mecánico, la grupeta y la madre que me pario, que era una santa. ¿Quién me ha mandado meterme en esta locura?. De mi garganta surge un grito de auténtica y profunda frustración ciclista. Me siento gordo y viejo. Pienso quedarme allí y esperarlos en la bajada. El móvil no tiene cobertura, los voy a hacer esperar arriba. Ya bajarán.
Pero el Tigre sabe que su mayor poder no está en conseguir el éxito, sino en la determinación para volver a levantarse ante el fracaso. Así que me incorporo, camino pesadamente hasta la primera curva, bebo agua, respiro, me relajo, estiro el malliot. Subo a la bici y me concentro en cada pedalada, al ritmo que pueda, sin mirar arriba. Sólo escucho mi respiración agitada y las pulsaciones aceleradas de mi corazón, que lucha por salirse por la boca. Cada vez que realizo un giro en una curva y miro arriba con la esperanza de encontrar un descansillo, contemplo una cuesta idéntica a la anterior, lo que me machaca mentalmente.
Conforme voy subiendo la pendiente se suaviza algo o bien mi cuerpo se adapta al sobreesfuerzo y me permite sentirme mejor. Incluso empiezo a disfrutar de las impresionantes vistas. El momento de coronar el puerto atrancado, y que te espere toda la grupeta gritando, es de los que no se te olvidan en la vida. Que emoción. El Tigre, -todos nosotros, tu mismo-, puede con lo que se proponga. O al menos, lo intenta.
Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto.
Henry Ford
Curiosamente en el Strava esa subida tiene un segmento que se denomina «El tigre huele a sangre”, probablemente se refiere a que «el tigre se desangra”. Al que quisiera yo hacerle sangre es a Alfredo, nuestro amigo ciclista que nos sugirió con una sonrisita que hicieramos este puerto…
Bajada quemando literalmente frenos hasta que llegamos a la altura del rio Sella, nos ponemos en formación llaneando a tope con el tigre comandando hasta Cangas de Onis. Se ve que las nuevas ruedas de carbono y la experiencia de superación me dan un extra de potencia. Parecemos una grupeta PRO, todos líderes del giro de Italia.
Compramos los «avíos» para la BBQ y nos ventilamos unos chuletones y demás cositas buenas para un merecido recovery. Que pena que no hagan geles de chuleton madurado a la parrilla …
Tras la comilona, algunos tienen la osadía de echarse una siesta de manta, almohada y orinal en el cesped del porche y el tigre no tiene más remedio que lanzar un ataque sorpresa.
Por la noche nos fuimos a Ribadesella, cenamos en un restaurante del puerto, entre risas y recuerdos del intenso día vivido. Es curioso lo rápido que el sufrimiento e incluso la frustración, con un poco de tiempo y charla entre amigos, se convierte en algo positivo que forma parte de nuestra historia personal y nos hace crecer como personas.
En este viaje, cada uno de nosotros tuvo un momento de tocar fondo a nivel ciclista. El mío fue Casielles. Lo bueno es que, al superarlo, te preparas para retos aún mayores. El infierno puede ser precioso cuando se contempla desde el cielo. Viva Casielles!. Viva Asturias!.
NOTA: En este video de instagram de otro ciclista es perfecto para dar una idea de la subida.
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