Empezar a practicar un deporte con un mínimo de seriedad implica aprender. Yo he visto unos cuantos vídeos y me he leído un libro sobre triatlón. Este libro dedica una gran parte a la planificación de entrenamientos. Es impresionante la de cosas que se pueden/deben hacer para mejorar efectivamente el rendimiento. Mesociclos con subciclos cíclicos que cierran en si mismo. No digo que estén equivocados, sólo que yo no puedo seguir eso. Es demasiado complejo y exigente. Por lo que he decidido, gracias a la osadía que me proporciona mi ignorancia, establecer un miniplan de entrenamiento simplificado, basándome en lo que leo.

Básicamente es un método JuanPalomo, “yo me lo guiso yo me lo como”, que consiga unir lo que creo entender de la literatura técnica con lo que me dicta mi experiencia y sentido común. La premisa básica a seguir es “entrena lo que puedas cuando puedas”. Tengo claro que si sigo en esta actividad deportiva, volveré a leer el libro en el futuro y a entender muchas de las cosas que me indica y estaba aplicando al revés. Pero forma parte de lo divertido que es aprender algo a tu bola, que tú eres el único perjudicado de tus errores. Y como tú mismo eres el único contrincante real en la competición, sabes que te tomarás una cerveza con tu competidor al final del camino, sea cual sea el resultado.

Algunos autoconsejos generales que me doy desde mi atrevida ignorancia sobre preparación deportiva. Lo gracioso es que algunos son contradictorios, que cosas:

-Moderación en intensidad. No se trata de batir marcas, si no de realizar una actividad saludable para el resto de mi vida. Esto no debe ser una moda, sino una actividad sostenible durante años para mejorar mi salud. 

-Moderación en cantidad. El tiempo que dedico a la práctica deportiva, y que disfruto, se lo quito al resto de cosas de mi vida. No se me puede ir la pinza, tengo que buscar horarios compatibles con mi familia, ser flexible en las fechas. Por eso, me propongo hacer sólo 3 entrenamientos semanales. De esta forma dejaré siempre un día de descanso entre esfuerzos para recuperarme y para que mis hijos no tengan que verme en fotografías.

-Supera tus límites: ya está bien de tanta moderación. Hay que tratar de empujar un poco más, de sudar, de crecer. Sin ese punto de esfuerzo, no hay avance. 

-Constancia: Sólo tres entrenamientos semanales pero, eso sí, sin fallar. Si un día no puedo, al día siguiente es sagrado. No hay excusas.

-Cuídate: Escucha a tu cuerpo, sólo tienes uno. Tengo años para alicatar dos cuartos de baño. Arrastro una lesión en el menisco y una hernia inguinal. Eso de “no pain no glory” está bien como filosofía de superación, pero hay que tener cuidado con las tonterías porque si me desgarro un tendón se acabó lo que se daba. Si tengo un tirón fuerte, me paro. Como la salud es lo primero, me he hecho una prueba de esfuerzo en un médico deportivo para ver cómo estoy antes de empezar, para conocer el umbral máximo de esfuerzo de forma científica. Los resultados son buenos, estoy en buenas condiciones para la práctica deportiva.  A seguir así.

-Diversidad: Ir modificando las rutinas de ejercicios para no aburrirme y que el cuerpo no se estanque. Trabajar sobre todo la resistencia, para tener un buen fondo aeróbico, pero incluir ejercicios de fuerza e intensidad. Eso sí, leí un consejo interesante del tipo «Haz duro lo duro y suave lo suave». Es decir, puedes meter intensidad, pero en entrenamientos cortos o poco frecuentemente. Y el entrenamiento normal que sea suave, ya que, por llegar reventado a casa no estás haciendo las cosas mejor.

-En grupo es más divertido: Estoy convencido, por eso miro de reojo los clubs de triatlon. Lo que pasa es que la coordinación de fechas y horas se hace muy complicada, por lo que de momento no lo voy a usar. Me han fichado de un grupo ciclistas muy majo «Pedales Rotos» y voy a intentar salir con ellos siempre que pueda.

-Descansa: Dicen que los periodos de descanso son cuando se asimilan los entrenamientos. Este consejo es peligroso, porque tiende a justificar la inactividad. Sobre todo me refiero a descansar cuando toca descansar: no acumular entrenamientos, o no hacerlos por la noche y tener problemas para conciliar el sueño.

-Mide tu rendimiento: Esta bien seguir las sensaciones, pero también es necesario medir cómo estoy, cuál es mi rendimiento. Como llevo ya tiempo con cierta seriedad, me he premiado comprándome un reloj deportivo con pulsómetro y GPS, de forma que tengo registrado todo lo que hago y cómo lo hago, y se sube a una página web de forma automática. No es imprescindible, pero te permite ver el avance, desde cosas simples, como saber si estás entrenando las veces que crees, o la velocidad promedio, hasta cosas sofisticadas, como tu VO2 MAX o tu rango de frecuencias cardíacas de entrenamiento aeróbico.

-Cuida tu alimentación: Todo está conectado, cuerpo-mente-actividad. Y lo que te metes dentro del organismo queda íntimamente ligado a tí. La alimentación forma parte de la actividad deportiva y es todo un mundo por descubrir: las reservas de glocógeno, las pájaras por subidas glucémicas, los controvertidos aportes energéticos, y un largo etcétera.

-Dejar de darme autoconsejos y ponerme en manos de gente que sepa: Al menos, leer libros o artículos sobre el tema, hablar con gente con experiencia. Ah, y preguntarle al oráculo de youtube, que todo lo sabe. No en serio, si subo de nivel, borro este post y me pongo en manos de un entrenador, aunque sea online. Haz tú lo mismo.