Comencemos como siempre por el nombre de la cosa: «el bebé». No es porque sea muy joven, la verdad que es un tío «tallúo», aunque se conserve muy bien. Se debe a que Paco me puso a mi «el niño» -antes de cambiarme al «Tigre»- y cuando llegó Miguel Angel, le puso «el bebé» por ser algo más joven y ahí se ha quedado bautizado.

No obstante el apodo no le va mal, porque Miguel Angel es una persona a la que no le molesta ser aconsejado y cuidado. Lo que no es frecuente, cuando eres todo un señor doctor en Telecomunicaciones profesor de Universidad, que está acostumbrado a explicarle a los demás cómo funcionan las cosas. Lección de humildad, punto para Miguel Angel. A mi me encanta verlo enfrascado en una animada charla con el «Tapi», dos personas con trayectorias vitales tan distintas, pero conectadas por la bondad y la bicicleta.

Puedo presumir de conocer a Miguel Angel desde el siglo pasado, ya que estudiamos juntos, y soy el culpable de meterlo en los Pedales Rotos: Me contó que le costaba encontrar gente para compartir su actividad física con el tipo de vida que llevamos, por ejemplo como le pasó con el WindSurf. Porque el «bebé» es un gran deportista, compagina su actividad ciclista con otra pasión deportiva, que es el running (corre como un galgo). Además tiene una estupenda familia numerosa y clases por la tarde, por lo que tiene que hacer malabares para poder acompañarnos, ¡demasiado bien va en la bicicleta, la criatura!.

la fantastica familia de Miguel Angel os desea Feliz Navidad

Por darle algo de cañita -ya sabeis que aquí no se escapa nadie- sólo comentar que Miguel Angel tiene un cerebro entrenado en la complejidad (nos os podeis ni imaginar lo que tiene este hombre en la cabeza, es otro mundo). Por eso, a veces se nos pierde en el más mínimo detalle de análisis estadístico que permita optimizar el par de apriete óptimo del último tornillo de la bicicleta. Él lo disfruta, mientras los demás buscamos en Gugle «como apretar tuerca del 15», jajaja.

Eso sí, es preciso con todo … menos con el reloj. Soy su látigo fustigador con su tendencia a no llegar puntual, a veces arrancamos sin él cuando da la hora de forma estricta. La puntualidad es sagrada en Pedales Rotos, pero me aprovecho que es buena gente, sin un corazón rencoroso. De hecho, últimamente se nota que está haciendo un esfuerzo para reincorporarse a la sociedad, bueno, o al menos que tiene competencia…

Su estilo ciclista depende como es lógico de su estado de forma. Le gusta picarse adelante, le gusta acompañar a la gente de atrás, a veces ha tenido que echar el pie al suelo (corramos un tupido velo), llanea como los ángeles y cuando se pone los calcetines de lunares, hace los descensos a toda leche. La bajadilla desde la fábrica de cemento al Palo es su territorio de caza predilecto.

Los calcetines-taisman para el descenso a full

Otro de los gestos que engrandecen la figura del Miguel Angel, y que demuestra que en realidad no es un bebé, sino un tío hecho y derecho, es lo que suele pedir cuando paramos a desayunar: Zumo de cebada. Su ímpetu para extender las actividades de Pedales Rotos en el proceloso mundo de la noche también demuestran que hay un león agazapado bajo su apariencia de hombre bueno que no rompe un plato.

Me siento muy orgulloso de haberle podido echar una mano presentándole la otra familia numerosa que es «Pedales Rotos».

Aunque formar parte importante de esta familia es sólo mérito suyo.

Sabe mucho de cuidar familias y dejarse cuidar. Go, Bebé, sigue creciendo!

PD: GRUPETA, FELIZ AÑO NUEVO A TODOS Y TODAS!! Que el año que viene podamos compartir muchas rutas juntos !! Salud y properidad !!