Continuamos con nuestra particular trilogía familiar. Hoy le toca el turno a Juan Antonio, «el cuñao» -de Emi-. La grupeta Pedales Rotos ha aglutinado a gente realmente distinta, unidos por la bicicleta y el buen rollo. Juan Antonio es de los que se nos sale del radar por arriba a nivel profesional. El «cuñao», con su trato divertido y cariñoso, resulta que es todo un señor doctor en Biología, investigador de primer nivel incluso con publicación en la revista NATURE . Quizás en un futuro no muy lejano le debamos a su trabajo que nos puedan salvar si nos da un jamacuco en «la patata» subiendo la Reina.
Al margen de sus éxitos profesionales, una vez puso una foto en su perfil que para mi representa la imagen de un auténtico triunfador: Levantando a sus dos chiquillos en cada brazo, los tres con una cara de auténtica felicidad. Ojalá lo bueno de la vida se midiera tan fácilmente como se hace con el dinero o con los baremos académicos.
Cuando hicimos la «Indomable –Pedales-rotos-version» descubrimos que tenemos una forma sorprendentemente coincidente de ver las pequeñas cosas de la vida y probablemente también las grandes. Nos anticipábamos mutuamente sobre la siguiente decisión a tomar, daba hasta susto. Esta claro que tenemos experiencias vitales similares. Pero es más cuco que yo. Como ejemplo, todo el mundo hablando del escándalo -es un escándaloooo- del Tigre bailando por la noche en mitad del pueblo, cuando el tío estaba dándolo todo al mismo nivel. Épico el baile a dúo de Héroes del Silencio.
Esa conexión que hemos detectado, y que es complicada en gente compleja como nosotros, la seguiremos explorando con toda seguridad, «mi emmano».
Aunque de cachondeo nos llamamos mi «emmano», aquí os dejo una foto que demuestra que compartimos la misma ascendencia Borbónica:
Su estilo ciclista se enmarca dentro de los los «jartibles», como mi primo: si por él fuera, la ruta no acabaría nunca. Lo típico de llegar reventado del quinto pino de la provincia y te dice «oye ¿nos hacemos un Olías?». Lo peor es que si se te ocurre recoger el guante, te calzas un Olías de postre. Loco perdío.
Como buen padre de familia responsable que es, antepone cualquier necesidad de su familia a sus instintos ciclistas y la criatura no puede salir todo lo que nos gustaría. Por eso perdonamos sus ausencias y valoramos su esfuerzo personal, es lo que toca. Además desde hace tiempo anda fastidiado con la espalda -lo que tiene cargar sacos en la Universidad- pero seguro que consigue «domesticar» el problema y dentro de nada vuelve a darnos caña a todos.
En realidad, no es ninguna broma si digo que llevo un hermano ciclista zumbando a mi lado.
Y con el que espero compartir muchas cositas buenas también fuera de la bicicleta los próximos años.
(Pero a Olías va a subir su put……dre, jajajaja).
PD: La siguiente bici de Juanillo me toca a mí.
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