Miguel «de la Cala» es de los primeros fichajes de la grupeta original. Cuentan que iba por el Bacalao allá en el 2017 detrás de la grupeta con una bicicleta de montaña de las pesadas, pero que no se despegó de los Pedales Rotos demostrando que tenía piernas para rato pese a su inexperiencia.
Miguel es un hombre tranquilo, familiar, que transmite serenidad. Pero ojo, no es un tipo aburrido, es de los que le gusta divertirse en compañía. Si puede, no falla en las quedadas de Pedales Rotos y vaya si tiene aguante… ¡la que nos hemos reído con algunas tonterías mías -como la del «quintillo para el colmillo» o el mensaje del «muévete» del garmin-!.
Recientemente tengo que agradecerle de corazón su presencia en el triatlon de Torre del Mar. El tío estuvo pendiente todo el rato de mí, animándome en el segmento ciclista a la ida y la vuelta e incluso esperándome a la llegada de la carrera a pie. Que subidón.
Por darle su ración de cañita, sólo puedo meterme con… su pelambrera en las piernas. Seguro que en su trabajo tampoco entienden esta manía de los ciclistas de ir sin pelos, como si tuviéramos el masajista esperando en casa. Probó una vez con la depilación y no está hecha para él. Aunque siempre me imagino que las hijas le hicieron la depilación a la cera como en esta épica escena
A mi me gusta llamarlo Miguel «Indurain» por su estilo ciclista: Sereno, potente, un pedaleo con una cadencia constante, con clase. Cuesta arriba es difícil seguirle la estela mientras no usa «la última bala», el último piñón. Se nota cuando comanda la grupeta de vuelta por Torre del Mar a buen ritmo pero sin tirones. Un gustazo.
Lleva una temporadita saliendo menos y llaneando más en solitario, por eso se está perdiendo algunas salidas de los Pedales Rotos. Tenemos que animarlo a que «no pierda el rebufo» porque es de los tíos más importantes de esta grupeta. Sin hacer ruido, porque no hace falta. Con el ritmo constante, sin pausa.
Grande nuestro Miguelón.
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