Aportando parte de ese toque internacional de nuestra grupeta, una de las últimas incorporaciones de la cosecha del 2021 ha sido Lázaro, el «italiano». Es un tío que te da buen rollo desde el minuto cero. Y su pareja, Irene, más todavía. Curiosamente también tiene un «Consejo del Jueves» formado por siete amigos de la infancia que mantienen viva su hermandad. No es casualidad. Nos conocemos desde hace relativamente poco, pero transmite esa sensación de buena gente con la que conectas rápido y que no debes dejar pasar. Fíjate que se ha colado aquí, delante de gente con más prestigio pedalero-roto. Le he cogido cariño, no me lo explico, con lo petardo que es.

Lázaro es otro ejemplo de superación de los muchos que contamos en la grupeta. Me contó que de chaval estuvo mucho tiempo con muletas. Cualquier otro probablemente estaría ahora más cerca de una silla de ruedas que de la Fuente de la Reina. En el camino de superación personal, ha practicado Crossfit a tope durante mucho tiempo, incluso compitiendo, por ello tiene un tronco superior muy desarrollado. Tiene una foto que da susto, ni Schwarzenegger. Yo me alegro que esté centrado en el ciclismo, eso de empujar ruedas de camión no es sano a largo plazo. Aunque ahora parece que ha vuelto a las andadas…dale, bambino, dale!.

Su estilo de pedaleo es de los míos, ciclistas que tenemos que subir con una bombona de butano mientras los canijos aprietan cuesta arriba. Eso sí, en el llano te quita las pegatinas. Pero ahora llega la parte de darle un poquito de cera: bajando es un cagueta y sus frenos recalentados van haciendo el sonido de la gallina, coc,coc,coc,coc, jajaja. Cuando vamos bajando las cuestas como locos -antes de dejarlo atrás, claro-, me encanta gritar imitando el acento Italiano «Andiamo Lázaro!! Avanti tutti!!»

Compartimos la misma visión de la vida: estamos aquí para darnos caña con el deporte, pero hemos venido a este mundo para disfrutar mientras tengamos oportunidad. Como italiano de buena cepa, es un amante de la cultura gastronómica, de los buenos productos, vamos, un auténtico gourmet. Nos trajo unos quesos de su tierra que quitaban el «sentío». Estoy deseando que me descubra los secretos de la cocina Italiana y dejemos de torturar la salsa carbonara con nata y champiñones. ¿Así como vamos a subir cuestas como esta panda de canijos?, jajajaja.

No lleva prosciutto pero está rica, rica.

He estado varias veces en la bella Italia, pero cuando visité Roma me di cuenta que una vida anterior fui un centurión del imperio romano. El corazón se me puso a cien cuando descubrí por casualidad en un palco del Coliseo la inscripción «Gades» (Cádiz en latín). Lázaro saca de mi ese Italiano que llevo dentro, enamorado de la vida y de la belleza. Conduciendo en las noches de verano el Fiat500 descapotado escuchando la música espaguetti que él me recomienda.

Con tanto rollo italiano, casi se me olvidaba que tengo que darle ración doble de cañita al petardo este: Entre sus patas peludas y su limpieza anual de la bicicleta, le vamos a comprar un puñado de globos para que vaya a juego. Te lo digo desde «el Respeto», jajaja. 😘.

La bicicleta nos une. El Mediterráneo nos une.

Tutti i «Pedali Rotti» siamo italiani.

Forza, bambinos, avanti tutti con Lazaro !!!