Hoy 26 de Marzo de 2017, al alba y con viento fuerte de levante, he finalizado mi primera mediamaraton: La 27 Media Maratón de Málaga. El plan A era ganar la carrera y ver la cara que se le quedaba a El Mouaziz. El plan B era bajar de 2 horas sin sufrir mucho. El plan C era acabar como fuera, incluso andando. Al fin y al cabo, soy un veterano C. Un finisher. La noche previa dormí poco por culpa de la palmera de casa Kiki, los niños y el cambio horario, pero lo hice del tirón y sin nervios. Me levanté prontito, a las 7:30, para digerir bien el desayuno y mantener una interesante reunión con el Sr.Roca. Me fui solo en la vespa ya que no había quedado con nadie, y mira que conocía a gente que corría. Pero no ha supuesto ningún problema, iba muy concentrado, diría que ensimismado. El ambiente fantástico gracias a los más de 7000 corredores, la organización genial aunque los cajones de salida son un poco rollo, la verdad que te tiras mucho tiempo desde la salida hasta que puedes empezar a coger un ritmo decentito. Supongo que es el precio que tienen que pagar las carreras de éxito. Quitan las vallas y nos juntamos todos, trato de adelantar un poco. Antes de dar la salida, emotivo minuto de silencio en memoria de Pablo. Tengo pensamientos para él y doy gracias por estar vivo, por no tener leucemia y por estar junto a miles de locos que pagan por correr un domingo a las 9:30. Siempre fuerte, siempre.
Dan la salida, y comienzo a disfrutar del espectáculo:
El tiempo magnífico, un poco fresco al principio, mejor así. Las sensaciones iniciales muy buenas, me puse detrás de una pareja de triatletas (me dije, «estos son los míos, entrenados, pero no especialistas») que le hacía señas al compañero de ir reteniendo. Íbamos junto al globo de las dos horas, que era la referencia buena. Pero lo fuimos dejando atrás poco a poco. Yo no quería apretar, pero iba en un ritmo cómodo aunque rápido, me preocupaban los últimos kilómetros. La llegada al parque y desembocar al casco histórico es impresionante, pasar por la catedral, subir en Alcazabilla por la alfombra roja del festival de cine, girar en la Plaza de la Merced junto a mi casa, …
En ese momento me empieza a doler un tendón de Aquiles. La madre que lo parió. No le hice caso, que es lo mejor que se puede hacer con los niños y los tendones de Aquiles que se ponen porculeros. Y, como los niños, dejó de molestarme. Al pasar por un edificio de cristal de calle Císter me veo reflejado con mi camiseta naranja y mi bartola -me vino a la cabeza una botella de butano- y me parto de risa por dentro, soy el que tiene menos pinta de runner de los que me rodean. Voy de tapadillo. Me hidrato, me tomo mi gel, me hago la raya en medio y me ajusto la corbata.
Al pasar la Cruz de Humilladero y entrar en los 16Km en la Avenida Juan XXIII me di cuenta que me sentía bien, con pulsaciones bajas y el consejo Jedi de una corredora experta resonó en mi cabeza: «Si quieres apretar, hazlo a partir del kilómetro 16». Me puse en modo triatlon sprint, la carrera son 5 kilómetros, con lo que voy conociendo mis sensaciones y capacidades. Básicamente, consiste en «revienta, que ya nos queda poco», jajajaja.
Empecé a apretar, bajando a 5min/km. Iba adelantado a todo el mundo. Alcancé a la pareja de triatletas que empezaron conmigo y me dejaron atrás. ¡Que caña!. ¡Qué sensaciones!. No ya por adelantar, sino por ver que tengo gasolina en el depósito y que, lo que debería ser sufrimiento, se convierte en disfrute. En el kilómetro 19 miro en el reloj y veo 4:48/km…«¡Oh, my God! ¿estás loco? ¡FRENA QUE NO LLEGAS!» … «¿Cómo que no llego, si ya veo el estadio a lo lejos?, lo que tengo que hacer es apretar más que se me acaba la carrera, hay que darlo todo». La llegada al estadio, a rebosar de público, fue un momento muy emocionante. Ahí sí eché de menos abrazar a algún amigo (no digo ná). Avituallamiento, estiramiento, disfrute del ambiente y para casita. Almuerzo en el coreano para reponer hidratos, con mi mujer y mis sobrinillas, sus dos merecidas cervecitas y siesta señorial de 2 horas. Los gemelos como piedras mientras escribo esto, camino como Chiquito de la calzada, pecador, pero con una sonrisa de placer que no se me ha quitado en todo el día.
Supongo que parte del éxito se debe a que el entrenamiento que me fijé en MYASICS ha funcionado muy bien, pese a que no lo he seguido a rajatabla, a veces he hecho más y a veces menos, un total de 25 carreras en unos dos meses y pico con un total de 245km, asi como un Málaga-Cádiz, picha.
Nunca en mi vida he corrido tanta distancia ni tan rápido. Forrest Gump se ha apoderado de mí.
Resultados oficiales: 1:55:35, ritmo promedio 5:28. Desde que paso por línea de salida 1:54:00, ritmo promedio: 5:24. Según mi reloj, la carrera ha sido de 21.330m, he tardado 1:54:03 y el ritmo promedio ha sido 5:20. Los últimos 5 km a 5:02 y el último km a 4:51. Lógicamente mi reloj GPS tiene la razón, es muy caro para estar equivocado.
Resultados emocionales: Un 10. Se han superado mis mejores expectativas, no sólo por las marcas de un novato -que son mediocres para un runner de verdad-, sino porque he disfrutado como un guarrillo en un charco. Si hace un año alguien me lo hubiera dicho, no lo habría creído.
¡Go, Telekomor, Go!.
Además de la foto del momento (cortesía de Club de atletismo de Torremolinos), han publicado el video de la llegada, se me ve de naranja con gorra roja a partir de 30 segundos.
15 abril, 2017 a las 6:13 am
Que grande eres amigo. La próxima media maratón no te dejo correr solo.
16 abril, 2017 a las 9:38 pm
¡Te tomo la palabra!. Amigo, la próxima juntos!