Una tarde del mes de  Junio de 2016 me estaba preparando para ir a hacer spinning al gimnasio, y me dije “que leches, dejemos de dar vueltas como una ratita, ¡vamos a subir los montes!”.  Y me cogí la bicicleta para hacer mi primera subida a los montes. Para el que no conozca Málaga, la «subida a los montes» hasta la Fuente de la Reina es un clásico. Son 16 kilómetros de subida con un desnivel total de casi 1000m, casi un 10% de inclinación mantenido. No es imposible, pero es dura para cualquier ciclista. Suele formar parte de las etapas de la vuelta ciclista a España.


(Foto cortesía de Fonso – Wiloc)

Los primeros kilómetros al salir de Fuente Olletas son chungos, y encima con las piernas frías. Tuve que hacer una paradilla técnica, para comprobar el nivel de aceite y el estado de las bujías. Una vez pasado el primer mal trago, la ascensión se va haciendo más llevadera. El paisaje es espectacular en algunos tramos. Me extrañó el poco tráfico que me encontré por la tarde. El kilometraje está pintado en la calzada, con lo que uno se siente Indurain conforme van pasando los kilómetros. Los últimos tres kilómetros son de traca, el pulsómetro iba pitando hasta que me tuve que parar otra vez, no porque no pudiera, si no porque tenía que quitarle el pitido para que no gastara tanta batería. Mierda de Indurain ;-)). Los últimos 500 metros son agónicos, pero ves la fuente arriba y te dices: Ahora si que no me paro, que me está viendo la gente, que ya estoy al final!. Una foto del momento mini-histórico: MI PRIMERA SUBIDA A LA FUENTE DE LA REINA. Yo creo que ya puedo dejar de considerarme un novato total, paso a categoría de principiante:

Según Strava, quede en el grupo de los patatas, pero todavía hay gente por detrás. El que no se consuela es porque no quiere. La bajada la hice con mucho cuidadín, nada de arriesgar, pero hay tramos que uno va lanzado. Estoy muy contento con mi bici, sólo tuve que cambiarle el sillín, que era una tortura, se me durmió el pene durante un día completo, que susto. Menos mal que no ha dejado secuelas permanentes, es un rollo tener un corcho entre las piernas.