Los motes que usamos en la grupeta suelen ser muy directos y dejan poco margen a la imaginación. Como os podéis imaginar, Rober se crio en Brasil.
Jajajaja. Que sí, que sí, que es broma, que se crio en Francia. Pese a ser español por los cuatro costados, aún conserva un cierto acento peculiar, aunque él no lo perciba así. Sobre todo, Rober es un auténtico hombre de mundo. Volvió a España, sacó adelante a su familia. Fundó una nueva familia. Ha sido motero de los de recorrerse Europa de arriba a abajo. Ha practicado buceo en múltiples mares. Ha esquiado en montañas remotas. Un hombre experto, curtido, de estos que te los imaginas en una película de la segunda guerra mundial llevando una ametralladora al hombro y con una sonrisa en la cara. Curiosamente, él tiene la valentía de definirse como un hombre poco valiente, aunque su porte y actitud nos comuniquen todo lo contrario. Un hombretón que cuando pide un café con su vozarrón pone firme a cualquier camarero.
Rober forma parte del núcleo duro de la grupeta, fue de los primeros en ser recogidos por el Pastor hace años, incluso tiene la mítica equipación azul original. Pero no sólo por su antigüedad ostenta los galones, sino porque es de los que tiene la mayor regularidad y de los que se interesa más por el grupo. Siempre que pueda, Rober va a estar contigo en la carretera. Con la flaca o con la gorda. Subiendo, bajando o en llano. Tiene las cosas claras y alguna vez se enfada si algo no le encaja, pero normalmente siempre lo verás con una sonrisa contagiosa.
Cuando va en carretera, no sólo está pendiente nuestra seguridad, avisando si vas demasiado por el centro o de si le pasa algo a tu bicicleta o a tu indumentaria -no puedo contar aquí la anécdota del «bicho»-, sino que se maravilla con el paisaje. Tiene una sensibilidad especial para disfrutar de lo que nos rodea. Cuando compara Almogía en primavera con los Alpes no lo hace de coña, sino porque nos descubre la belleza que nos rodea desde unos ojos experimentados que saben apreciar lo bueno de la vida.
Su estilo de pedaleo se caracteriza por la regularidad. No le gustan los tirones, pero tampoco puede ir lento o se cae de la bici, jajaja. Desde que se ha comprado la bici nueva, está que se sale.
Hablando de caídas, nos dio un susto grande hace tiempo, con fractura de la pelvis y la cabeza del húmero. Cualquier otro igual cuelga los guantes, pero como es un Supermán, su mujer lo ayudaba a subir a la bici estática al poco tiempo de la operación para recuperar pedaleando. !Y vamos si se recuperó!, en tiempo record y sin ninguna secuela ni física ni mental. Sigue bajando como los ángeles. Un ejemplo a seguir, que nada nos pare, «Siempre Palante».
Bueno, no todo lo que puedo decir de Rober es bueno. Como sabéis, aquí también reparto cera: La verdad que tuvo un gesto muy feo rompiéndole la válvula al pobre Emi cuando pinchó en Benajarafe y le arruinó la ruta de sábado. ¿Qué le había hecho Emilio para hacerle eso, a la criatura?.
Fuera bromas, si hubiera una guerra, a mi me gustaría tener a Rober a mi lado sujetando una ametralladora.
Imagínate en tiempos de paz disfrutando de la carretera. Un lujazo.
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