Para distinguir entre ambos Emilios, tenemos «el hijo» y «el padre», originales que somos en la grupeta. Digamos que si ya conoces a la «astilla», te puedes hacer una idea de como es el «palo». Emilio padre es otro grande, ha sido uno de los líderes históricos de la grupeta, ejerciendo de «padre» de todos al máximo nivel. Al César lo que es del César.
Personalmente veo a Emilio como un señor de pies a cabeza, trabajó como empleado de banca en los buenos tiempos y esa escuela se nota en su estilo y sus maneras educadas y cercanas. Mientras otros de su quinta están jugando al dominó en el bar, él se mantiene joven y activo gracias al gimnasio, la bicicleta y aprendiendo a tocar la guitarra (¡queremos un concierto pronto!). Es el ciclista más veterano que tenemos -el «Decano»- pero se conserva como un chiquillo, gracias creo yo a que supo aprovechar la oportunidad de una jubilación anticipada y que ha dedicado mucho empeño a la práctica deportiva durante toda su vida, como apasionado futbolista primero y como ciclista empedernido en los últimos años. El deporte es Vida.
Es un enamorado de su tierra y nos ha enseñado una preciosa Axarquía desconocida para mí (¿a que no conoces «Rubite»?). A nivel ciclista Emilio tiene muchísimo mérito considerando que nos saca a los demás años como para alicatar un cuarto de baño, por ejemplo, sigue llaneando que da gusto verlo. Además, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, adquiriendo una bici eléctrica para poder sudar las subidas pero sin sobreesfuerzos innecesarios, que hay que cuidarse. Así puede seguir compartiendo rutas con la savia nueva de Pedales Rotos, que cada día quieren más cañita, los muy «ansia-viva». Emilio padre es el pionero que nos ha enseñado el camino del ciclismo eléctrico, nada puede parar a los veteranos. A ver si los demás somos capaces de llegar así …
Ejem, tengo que dar un poquitín de cera, ya sabeis. Cuando va cuesta arriba con la eléctrica, se emociona y tiene tendencia a ir comandando delante, incluso a veces se nos pierde en la cumbre. Pero cuando vamos en llano, nos pide un punto menos porque la eléctrica no permite alegrías con la velocidad… No puedo sugerir aquí una solución ilegal para el problema, así que seguiremos con el «Pedales Rotos style», que nadie se quede atrás solo. Y en cualquier caso, nos reagrupamos en la cervecita en el bar del Miguel. Por cierto, ¡qué bien entra esa cervecita!.
Hace un tiempo nos dio un susto bien grande: Pasado Torre del Mar, a la grupeta se le cruzó un coche en una maniobra temeraria e imprudente y Emilio acabó accidentado en la cuneta. Diversas fracturas y contusiones, que encima se han tratado incorrectamente en el maravilloso Hospital Comarcal -vaya tela-, complicaron el regreso de Emilio a la carretera. Llegamos a dudar de su reincorporación al ciclismo. Pero Emilio es un tío mental y físicamente fuerte, y con mucho empeño y esfuerzo de rehabilitación ha conseguido recuperarse. Ya lo tenemos otra vez zumbando en la carretera, OEEEEE.
Todo un ejemplo a seguir. Yo de (más) mayor quiero ser como Emilio padre.
Pedal roto en cuerpo y alma. Encima de la bici, Siempre Palante!
3 diciembre, 2021 a las 8:29 pm
No tengo más remedio ni otra alternativa qué felicitarte por lo que has escrito en tu blog sobre mi, y no solo por lo bien que me has descrito sino también por la riqueza de tu vocabulario. Me ha gustado, no se le puede poner ni un pero. Muchas Gracias y un fuerte abrazo. 👍👌👏
3 diciembre, 2021 a las 9:32 pm
Muchas gracias, Emilio, no sabes lo que me alegra que te guste. Respecto al vocabulario, acabo de corregir «savia» que lo había escrito con b, de burro, jajaja.
4 diciembre, 2021 a las 7:39 am
De mi para ti, y sin ánimo por mi parte de que lo publiques aquí, solo darte una vez más el consejo y ya te lo deje entrever a lo largo de la semana en los correos que nos hemos cruzado, de que pongas un poco más de atención a la hora de escribir, y te informes un poquito mejor. Mi caída no fue pasado Torre del Mar, sino antes de llegar a dicho lugar, concretamente más o menos a la altura del camping de Almayate. Saludos.
4 diciembre, 2021 a las 7:48 am
Como verás en lo que te acabo de escribir, no desaprovecho la ocasión de arrearle leña al mono, y es que las ocasiones las pintan calvas. Saludos.