Nuestro Ricardo luce una impresionante barba que lo caracteriza, de ahí que lo llamemos «el Che», «el barbas» o incluso «el Vikingo». Se incorporó no hace mucho tiempo, pero ya parece de los que siempre ha estado ahí.
Lo conozco poco y la primera impresión es de un hombretón «seriote» con barba y tatuajes, pero cuando lo tratas un poco más, puedes comprobar que es un «cacho» pan con un gran sentido del humor, un cachondo que me la pilla todas y que saca muy buenas notas en la Biblioteca con su barba talismán, por cierto.
Ricardo es quizás el mayor ejemplo de esfuerzo de superación de los varios que tenemos en Pedales Rotos. Por ejemplo, yo mismo perdí 28 kilos, desde los más de 110Kg que llegué a pesar. Con Jose hemos visto su impresionante transformación física en vivo y en directo. Juan el cuñao era un niño gordito (jajaja). Pero lo de Ricardo es otro nivel. Llegó a peligrar su vida, obesidad chunga. Ver fotos suyas del antes y el después es casi tan impresionante como verlo sin barba, ! irreconocible !.
Tengo que meterle cañita, pero la verdad es que no sé por donde hincarle el diente. Para que no se vaya de rositas, sólo destacar que desde que se ha ido a las afueras nos pone los cuernos con otros ciclistas, pero se lo perdonamos lo importante es que coja la bici. Es verdad que es complicado hacer ciclismo con el tiempo que se necesita y lo poco que puede arañar un papuchi como él. Sirvan estas humildes palabras para mantener fuerte la llama de Pedales Rotos en su corazón.
A nivel ciclista es un tío potente, nada le intimida, no se achanta por mucha cuesta que le pongas por delante aunque tenga que tirar de un buen corpachón. El tatuaje de bicicleta que lleva no está de adorno, se lo tatuó con tinta de boli y un alfiler, jajaja. Me refiero a que está más hondo que lo que puede penetrar la tinta en la piel.
El ejemplo de superación de Ricardo va mucho más allá de sus éxitos contra la báscula. Un desafortunado accidente ha marcado su vida y le ha dejado secuelas importantes, sobre todo en una de sus piernas. Su rodilla le está dando muchos quebraderos de cabeza, necesitando analgésicos constantemente. El futuro es poco esperanzador, pero el Barbas es un tío fuerte por dentro y por fuera, seguro que mantendrá a las tropas con buen ánimo en esta batalla que le ha tocado librar.
Me contó que los dolores desaparecen cuando se sube a la bicicleta. Es sorprendente el poder sanador que tiene la bicicleta, sobre todo para las rodillas. He aprendido del «Barbas» que no debo prestar atención a los dolorcillos de mis rodillas, benditos sean mientras sean sólo eso, molestias esporádicas.
Desde aquí sólo puedo transmitirle toda la energía positiva de la grupeta Pedales Rotos al completo, que podamos al menos participar en el alivio de sus pesares y a disfrutar de las cosas buenas de la vida con él, como traer una nueva criaturita a este mundo. Ole!!
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