En esta semana que he cumplido 47 «castañas» he participado en el IV Triatlon olímpico de Torre del Mar. El viernes previo a la competición parecía que iba a transcurrir en Mordor:  Una «Dana» con 70% de probabilidad de lluvia y tormenta eléctrica; invasión de (casi)medusas Carabelas Portuguesas; olas gigantes … pero como somos triatletas y resulta que pagamos para sufrir, todo esto sólo me producía más canguelo emoción. Unido al misterio de cómo se comportaría mi cuerpo al hacer el doble del típico Sprint y al «jamacuco» que le dio a mi gran amigo Jonny Brownlee en esta distancia, nada podía salir mal. El objetivo era acabar y como segundo objetivo, hacerlo en menos de tres horas. Según los tiempos de referencia 30 min. natación, 1h20m ciclismo y 55 min. carrera, más transiciones. Era difícil, pero no imposible.

«Si a Jonny Brownlee le dio un «jamacuco» en el olímpico, ¿qué no podría pasarme a mí?

Me encuentro en boxes con ese peaso de triatleta alikindosero, Sergio Aznar, que también se estrenaba en la categoría. Claro que nadando y corriendo como él, su debut en la categoría sí tenía el éxito garantizado. Un lujazo compartir experiencias con mi tocayo.

Cara madrugadora, super-sudadera alikindoi y barba Vizcaína… Sergios for ever!

El triatlón de Torre del Mar es grandecito, 3 distancias, más relevos, y 700 inscritos, con salidas escalonadas para que acabemos formando un revoltillo triatlético.

El agua no estaba muy fría, pero yo me había llevado mi gorrito de neopreno, así que me lo puse debajo del gorro de competición. El único. Sin complejos. Me reí con mi amigo Carlos Novoa que me ofrecía una bufandita -yo le pedí un fular, jajaja-.

Con el gorrito calentito y cubriendo la retaguardia

Había olas, sobre todo en la orilla, y corrientes fuertecillas, pero ha sido la primera vez que he nadado sin percances, disfrutando. Será que el espíritu Alikindoi me acompaña. He sido conservador, separándome de los mogollones, aunque haya hecho más metros. Lo único destacable ocurrió al salir a tierra en la primera vuelta: de repente, veo que el agua se retira de mis pies y me acuerdo del tsunami de Tailandia. Me giro y veo una “olaca” de 4 metros !!. Bueno, sería de 3 metros o menos, pero a mi me parecía un monstruo que me iba a engullir en mitad del rompeolas. Como buen niño «malaguita» del siglo pasado con cientos de horas jugando en la orilla, reaccioné instintivamente. Así que en vez de intentar salir, me tiré contra la ola y me puse en cuclillas. «Tu tranqui, llevas neopreno, el revolcón no es ná»  -me dije –  e incluso acabé saliendo del agua con estilazo, depositado grácilmente en tierra por el brazo de Neptuno. En realidad no sé qué espectáculo vio el público, supongo que dantesco, jajaja.

Prueba de que aquello era el Tsunami de Tailandia … o casi!

El segmento de ciclismo era sin drafting, es decir, que no se podía ir a rueda en ninguna categoría, lo cual justificaba peores tiempos que en otras competiciones. Ejem. Empiezo suave, con viento en contra, pero me noto “raro”. Miro el manillar y lo veo torcido, WHAT ???. Me acuerdo de que al meter la bici en el coche, se me enganchó y al tirar noté un “craaaak”.

Pararme a ajustarlo iba a ser un follón. No way, era raro, pero se podía conducir mirando casi para Cuenca. Eso sí, se me dormía la mano izquierda, que era la más corta. Me pasa un grupo en la primera vuelta y en vez de gritarle ¡bribones!, me pongo un ratito detrás. Que gustito quitarse el viento. En la segunda vuelta, aprovechando que me adelantan dos del Half, estoy casi a punto de quedarme a rueda de un tercero y me doy un repullo cuando la moto de la organización me pilla con el carrito del helado y me grita “NO DRAFTING!”, y yo, “perdón, es que estaba adelantando” y me pongo a esprintar como una bestia en penitencia por mis pecados. Por cierto, acabaron descalificando a 20 corredores, una escabechina. La subidita a Cajiz simpática, dos repechitos de subida lentita. Me pongo a 62km/h en la segunda bajada, hay que recuperar incluso con el manillar bizco. La vuelta dirección hacia Torre del Mar con viento a favor íbamos volando, con picos de 49Km/h y eso que yo no quería forzar porque quedaban los 10 km de carrera a pie.

Mi colega Sergio dándole caña a la bici … OEEEE

En la primera vuelta, me da un subidón cuando diviso en la última rotonda a esa grupeta ciclista de “Pedales Rotos”, con las prisas distingo a Paco, Antonio, Miguel y a Rober, aunque había alguien más. Que puntazo, modificar su ruta dominguera para animarnos a los triatletas del grupo!!. Que por cierto, no estoy solo, también están Helenka y Silvia, que todavía no las conozco, pero que han hecho podium de su categorías respectivas.  Virgensanta que nivel, Maribel !!:

Para el segmento de carrera a pie me coloco mi rodillera, la tendenitis rotuliana me preocupa. Aunque sólo llevaba molestias en el isquio derecho en el segmento de bici. Empiezo fuertecillo, 5:10 y pulsaciones por debajo de 150, pero pronto me empiezo a venir a bajo y me pongo en 5:30-5:45 y pulsaciones por encima de 155. Y ahí me quedo, las piernas van bien y la rodilla no da ruido, pero el cardio empieza a pasar factura. Se me hace dura la carrera, trato de mantener el coco fuerte.

Los últimos kilómetros lo hago con un compañero de fatigas de Jaén, la idea era llegar a meta sin picarnos (digo yo), pero de pronto, se nos cuela un pavo por la izquierda en los últimos metros y me digo “¡un mojón!” y me pongo a sprintar como si fuera un triatleta, como puede apreciarse en el video de la llegada.  Sí, aunque no lo parezca, eso es un sprint. Soy una patata, pero una patata luchadora. Por supuesto, nos damos un abrazo justo al llegar. Tri-buenrollo siempre. Medallita, postmeta guapa con Sergio and family  -grandes, muy grandes-  y para casita a meterme un filete y un siestón merecidos.

En lo que respecta a la alimentación en carrera, me he bebido bote y medio de isotónico -la organización daba botes en el segmento de bici, muy perita- y 3 geles, uno al empezar la bici, otro en el kilómetro 35 y otro en los últimos 5 kilómetros a pie. Ha ido muy bien, siempre me he notado con energía y sin molestias.

Y respecto a tiempos y clasificaciones, según mi infalible reloj el tiempo ha sido de 3h 2min, pese a que en la clasificación oficial pone 3h 4min 2seg. Siempre pierdo la gloria en los despachos. Puesto 155 de 186, en el furgón de cola. Curiosamente en natación he salido del agua en el puesto 127, al final va a resultar que soy mejor nadador que otra cosa. Supongo que en el Olímpico hay más nivel que en el Sprint o que yo soy más «puré de patata» en distancias más largas. En cualquier caso, hoy he dado lo mejor que tenía, el tiempo no importa. El tiempo no importa. El tiempo no importa… Aquí dejo el diploma que lo acredita:

«Era difícil, pero no imposible.»

En resumen, la experiencia ha sido muy satisfactoria, he disfrutado. Reto superado. La distancia está chula, da tiempo para pensar y medir las sensaciones. Pero en el running se sufre, está claro que es la antesala a distancias mayores que necesitan mucho más entrenamiento, hay que estar muy “durito” para tratar de hacer un Half con solvencia, son palabras mayores.

Ya soy «cuarto y mitad» de Ironman, pero seguiremos con los Sprint. Pasito a pasito, suave, suavesito…

 

MÚSICA (que he aprendido con el ukelele, por cierto):  Despacito – Luis Fonsi ft. Daddy Yankee