Hasta la fecha, esta prueba mítica para mi calendario personal (la zona cero donde empezó todo) se ha desarrollado con una climatología espectacular. Y fiel a la tradición, la mañana amaneció perfecta para la práctica del triatlón. Este año, la prueba formaba parte del circuito andaluz, con lo que se esperaba aún más nivel. Cómo se nota que es uno de los mejores triatlones de la provincia. Regalito de camiseta, GAFAS DE SOL de Roberto Marín, … curiosamente no he coincidido con nadie conocido, quizás la cercanía del tri de Málaga haya restado participantes.

La natación cómoda, me escoré mucho a la derecha para nadar sin follones, y quizás fui un poco más lento por no llevar el rumbo óptimo, pero disfruté mucho.

El segmento de ciclismo este año en lugar de subir 4 veces al Arroyo de la Miel, con la cuesta rompepiernas del Parque de la Paloma, el circuito era a dos 2 vueltas, con giro en el Flatotel, pintaba mucho mejor y pasaba delante de casa. Como anécdota, hice  un pequeño grupo de drafting con 4 que iban muy bien, pero al subir, me veo fuerte y los empiezo a dejar atrás. En la bajada, que la hago a toda leche, aumento la distancia. Llego al paseo marítimo y me pongo a ritmito. De pronto, los veo adelantarme, e intento ponerme a rueda… pero se me escapan. Y yo a toda leche, diciéndome para adentro «que soy compañero, esperadme, que no quería dejaros atrás, compañeroooos». Pagué el precio de ir de sobrao cuesta arriba. Lección 534 aprendida.

Y llegó lo más importante e emocionante de esta competición: me esperaban Ana y Mario para darme ánimo. Épico.

Y llegó lo más importante e emocionante de esta competición: me esperaban Ana y Mario para darme ánimos en la parada de autobús de Torrequebrada, gritándo «venga, dale, papá» y yo moviendo el brazo en señal de victoria. Épico. Como les dí un horario un poco optimista, y ellos llegaron antes para no perdérselo,  llevaban 20 minutos en la parada viendo pasar gente. Incluso pasó una ambulancia por un percance de un competidor, que llegaron a pensar que me llevaba a mí!. Emoción a raudales. El pobre Mario estaba desesperado, pero estuvo ahí, aguantando para ver a su padre dando guerra.  Los vi pasar a la ida y a la vuelta y fue toda una inyección de moral y energía. Aunque no me sirvió para coger al grupillo que se me escabapa, jaajaja.

La carrera a pie empecé fuerte aunque en la segunda vuelta tuve que bajar el ritmo,  el promedio salió a 5:08, que teniendo en cuenta que llevaba una rodillera, no está nada mal.

Llegada con su postmeta como siempre fantástica, frutita, cervecita, frutos secos,… aunque este año se les pasó la mano con el volumen de la música. Pregunté por David a la gente del club Triatlon de Benalmádena, pero parece que estaba de viaje y les conté la anécdota del Kawasaki del hace tres años, se acordaban de la reseña de la revista. Buena gente!.

Posición final: 250 de 298, se nota que había nivel, Maribel.

Aquí os dejo con un vídeo superchulo de la competición.

Que yo esté en medio de estos cracks, aunque sea estorbando, es todo un orgullo para mí. Go, telekomor, Go.

 

MÚSICA: Calvin Harris – «My Way»