En casi todas las pruebas deportivas que cobran por la participación, te regalan una camiseta. Es como una obligación moral, un ritual deportivo sin el que la prueba no es una prueba. Y no es que lo critique, me parece bien que te regalen cosas. Sólo me gustaría hacer algunas pequeñas reflexiones para los organizadores.

Entiendo que la camiseta se puede llevar un pellizco importante del pastel de los ingresos, por lo que es normal «ratear» en calidades. Pero todos los que hacemos deporte con cierta asiduidad tenemos ropa deportiva de calidad mediana. Una camiseta que te pica nada más ponerla no la usas, aunque ponga una etiqueta que diga»ropa técnica» para justificar que sea sintética. Que te acercan una cerilla y ardes como un toro embolao. Y que decir de los pezones, parece que le pegan un trozo de lija en esa zona, por aquello del «no pain, no gain».

Otro apartado para echarle de comer aparte es EL DISEÑO, ese gran desconocido. Básicamente consiste en contentar a 4 patrocinadores que acaban compitiendo por tu pecho con logotipos borrosos. O te graban en slow motion cuando corres o la gente sólo ve un tío corriendo con un manchurrón en el pecho.

A veces sólo hay un patrocinador, y un sólo mensaje o logotipo, pero tampoco mejora la cosa. El logotipo es inmenso y vas pregonando sin pudor a los cuatro vientos: «FRUTERIA TOÑI» o «¡PAPAS PACO, PACOMERSELAS!».

Mi consejo:  Señores organizadores, usen una calidad mínima y págenle algo a un diseñador para que la camiseta sea atractiva. O regalen un perro piloto.