El mote de Felix no lo tenemos claro, porque «el alemán» tampoco le encaja a un tío que parece de Cádiz, amén que tenemos varios alemanes en esta grupeta internacional. Y lo de Felix «el gato» es muy poco original. A mi me gusta «la locomotora» (alemana), pero creo que ponerle de mote el nombre de su cafetería es un acierto, después lo explico. También le encajaría bien «Felix del Trabuco», jajaja.
Felix proviene de una zona que podríamos denominar el «Cádiz alemán», en concreto de Colonia. El carnaval que organizan está en la Champions mundial en lo que a fiestas de disfraces se refiere. Yo estuve en Colonia hace años, su Catedral es una pasada que se salvó milagrosamente del terrible bombardeo que sufrió la ciudad en la WWII.
Como le pasa a algunos alemanes que he conocido en el pasado, sienten una especial atracción por nuestro país. Y no es fácil, porque tenemos cosas muy buenas, pero hay otras que somos un desastre para unos ojos alemanes, como la mala educación. Pero él tuvo la suerte de conocer pronto la mejor cara, se enamoró de una trabuqueña muy especial y tuvo la suerte de ser correspondido. Ahora parece que ha nacido en Villanueva del Trabuco y curiosa serendipia, su carnaval también es una caña (tenemos pendiente que el Tigre vaya a liarla, por La Gloria de Mi Madrer). Tengo la seguridad que el Trabuco y sus gentes son de los sitios que merece la pena conocer en todo su esplendor.
Comenzaron con una modesta heladería en el centro de Málaga y con mucho esfuerzo y valentía, Miriam y él han construido una de las mejores cafeterías de Málaga: El Café Berlín, junto al Museo Revello de Toro (otro Felix, por cierto). Si pasais por allí no os perdais una de las exquisitas tartas artesanales que prepara nuestro teutón, realmente deliciosas.
El Café Berlín se ha convertido en el «Centro de Operaciones» de la grupeta, nuestra segunda casa, hasta tal punto que hemos colgado un cuadro con una equipación firmada por todos/as nosotros/as. Un cuadro de honor auténtico para los Pedales Rotos. Hasta donde llega su generosidad, que se ha dejado una pasta patrocinando la equipación, nos faltan palabras de agradecimiento.
Leches, a esta altura de la entrada no he hablado todavía de ciclismo, ¿pero esto qué es? ¿Sálvame?¿La Wikipedia?.
Cuando se monta en la bici, Felix se transforma en una locomotora alemana que va tirando de la grupeta. Es del equipo de los «jartibles», que no pararía hasta darle la vuelta a la provincia. Y de ciclismo controla tela, su bicicleta se la compró por piezas en el chino y se la montó él solito. Que envidia, yo que llevo la bici al taller para que le cambien las pastillas de freno. Aunque es difícil, tengo que decir algo chungui de este máquina, digamos que a veces se pone en modo «tengo frío» y se nos pierde delante, como cuando la «desvandá» en la Indomable.
Corrimos muy juntos la Subida al puerto de la Molina, en un apoyo mutuo contínuo, haciendo PR incluso en el «pegamento», ahí es nada. Aquí un momento de la llegada, que el canalla pegó un tirón que no pude igualar, fuerte como los limones:
Y tenemos pendiente subir juntos al Veleta, que este año se le atragantó en los últimos kilómetros, pero nos dejó lo que para mí representa una de las fotos deportivas más bonitas que he visto en mucho tiempo:
Estamos acostumbrados al postureo, a las sonrisas en la meta, pero la realidad es que son estas situaciones los que te forjan como un auténtico ciclista. Me hubiese encantado estar junto a él en estos momentos de desolación. Y no lo dudes, lo conseguiremos, bro!!.
Siempre he tenido estrecha relación de una forma u otra con Alemanía, pero es que cuando conoces a personas como Felix no te queda otra que quererlo. Es todo generosidad y amabilidad. Un tío que sabes que te entrega su corazón de verdad. Que conectas a otro nivel y para mucho tiempo.
Que así sea, mein lieber Freund.
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