Con mi participación en el V Triatlón de Benalmádena este domingo 7 de Mayo de 2017, se cumple un año desde que empecé en esto del triatlón. Japiberdei!. La progresión ha sido espectacular, modestia aparte. Es lo bueno que tiene empezar desde muy-muy abajo (pero que muy-muy), que cualquier mejora es espectacular.  La mañana se levantó inmejorable, soleada pero no calurosa, 22º, y el agua como un plato a 18º:

Desayuno a las 8:00 en mi terraza viendo amanecer, y a las 8:45 ya estaba con mi bici y mi mochilita en el control de material en boxes. Todo era muy divertido, porque me acordaba de las sensaciones de la primera vez cuando estaba más perdido que un pulpo en un garage.

Este año, además de la típica camiseta, con mejor diseño pero igual de picajosa que el año pasado, regalaban unas gafas molonas de Roberto sunglasses. La organización se va superando cada año, y eso que tienen el listón altísimo.

«Fernando, a ver si se me pega algo de tí» ¡Qué crack!

Me puse mi neopreno (ya no tengo dudas de si me lo pongo o no me lo pongo), y calenté un rato, es mucho mejor que querer ahorrar energía y empezar a nadar en frío. Me encontré con mi amigo Fernando Marina, un auténtico crack en esto del triatlon, palabras mayores, del Real Club Mediterráneo y con experiencia en IronMan internacionales. De hecho, acabó haciendo podio (segundo) en su grupo de edad, una caña. Aquí dejo una fotito mía con Fernando de charleta antes de la salida, nos perdimos el briefing, ¡Dios mío! pahabernosmatao.

Los 750m de natación empezaron con algunos problemas, me llevé una patada en la cara que casi me deja fuera de combate y que me cortó el ritmito que iba pillando. Es lo que tiene nadar entre motivaos, que vamos como locos. Pasada la boya, fui cogiendo ritmo aunque no me terminaba de concentrar, con algún que otro problemilla con la respiración. Era muy curioso que cuando empezaba a pensar en «deslízate, deslízate», iba dejando atrás poco a poco a los que me rodeaban, pero de repente, algún toque o turbulencia me volvía a ralentizar. Está claro que la natación, además de un deporte muy técnico, tiene un enorme componente de control mental.

El segmento de ciclismo muy divertido pero exigente, con los 4 subidones al Arroyo de la Miel. Me acordé de la negociación conmigo mismo el año pasado para hacer un descansito en el tunel del desvío de Puerto Marina y este año llegué arriba sin darme cuenta. Aquí una fotico del momento. Por cierto, que casco más feo tengo: 

Con el triatleta de la foto tuve un pique muy divertido, porque me adelantaba mientras íbamos cuesta arriba, pero yo le daba un pasón cuando íbamos cuesta abajo (llegué a coger 60Km/h). Está claro que su entrenamiento no incluye bajadas de la Fuente de la Reina con Pedales Rotos. Cuando llegamos al segmento de carrera, me dió un pasón en los primeros metros que no volví a verlo. Está claro que mi entrenamiento no incluye carreras potentes.

Todavía no hago las transiciones de forma pro, con las zapatillas fijadas con gomillas y descalzándome sobre la bicicleta al llegar a la T2, pero todo se andará. Ahora mismo prima la seguridad antes que arañar unos segundillos.

La carrera a pie con buenas sensaciones, pero las pulsaciones muy altas, no podía bajar de 5:20, cuando en la mediamaraton los últimos 5 km los hice a 5:00min/km. Creo que los cuestones castigan demasiado el cardio, no se. Llegué esprintando, como homenaje a mi evolución en este año.

Momento de gloria, pelos de los sobacos a parte, con un tiempo total de 1h 28min, frente a las 2h 6min del año pasado.

La zona de postmeta espectacular, con vistas, música, frutas, bebidas, cervecitas… ¿qué más se le puede pedir a una mañana de domingo?

Por último, una foto de agradecimiento a ese pedazo de club de triatlon de Benalmádena y sus voluntarios, que con su esfuerzo consiguen que disfrutemos de lo lindo un año más. ¡Muchas gracias, compañeros/as!

MUSICA: Madcon – «Don’t Worry»  feat. Ray Dalton